Según nuestra profesión pueden variar pero en lo fundamental debemos vigilar coberturas tales como:
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Daños patrimoniales primarios. Son los perjuicios que sufran clientes o terceros en su patrimonio, distintos de un daño personal, material o consecuencia de ellos, que se materializan con motivo de errores o faltas profesionales.
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Daños a expedientes y documentos que un cliente nos ha confiado.
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Contaminación accidental. Cuando provocamos una contaminación en agua, tierra o aire. Y según cual sea el trabajo que tengamos encomendado, si esto pudiese ocurrir, los daños muchas veces pueden llegar a ser totalmente imprevisibles.
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Reclamaciones que tengan su origen en infracciones de la LOPD. Por incidir en la protección de datos sobre los que hemos generado una actuación.
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Inhabilitación profesional. Que la reclamación termine perjudicándonos a nosotros con no poder ejercer nuestra actividad profesional de manera temporal. Que el seguro nos indemnice en un horizonte amplio y en una cuantía suficiente puede ser imprescindible.
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Devolución de honorarios. Que fruto de la reclamación tengamos que devolver los honorarios percibidos previamente.
Y por otro lado, debemos revisar que nuestro Seguro de Responsabilidad Civil Profesional tenga en cuenta:
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Retroactividad de las actuaciones. Que estemos cubiertos no solo por lo que suceda o realicemos en el futuro, sino también por nuestras actuaciones anteriores, a ser posible de forma ilimitada, y que puedan surgir reclamaciones en el futuro porque los daños, aún no se hayan puesto de manifiesto pero lleguen a producirse.
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Límites asegurados. En pólizas globales no es difícil que la suma asegurada pueda estar limitada y no ser suficiente.
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Franquicias. Es la forma de abaratar el seguro y se debe revisar si la cuantía, por ser muy alta, es apropiada a lo que hemos de soportar con nuestro patrimonio, porque estaremos abaratando el seguro pero con un coste alto en caso de llegar a producirse algún daño a tercero.
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Ámbito geográfico de nuestra actuación. Si nuestra actividad es exclusivamente en España, no nos preocupará tanto pero si en función de nuestra profesión y actividad pueden surgir actuaciones en el extranjero es fundamental revisar si estamos cubiertos en Europa, todo el mundo y posibles exclusiones en Estados Unidos y Canadá.
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Muchas veces solo pensamos en el precio pero es importante, pero es vital saber qué grado de cobertura tenemos y o dejamos de tener. Nos resultará de gran ayuda apoyarnos en un asesor que nos mantenga actualizado nuestro Plan de Seguros.