Quizás cuando hablamos de un seguro de vida, a nadie nos hace ilusión el tema, o cruzamos los dedos, o sentimos un extraño escalofrío, o probablemente cambiemos rápidamente de tema. ¿Por qué? Porque realmente estamos hablando de dejar un capital por nuestro fallecimiento y pensar en esto, la verdad no es lo más apetecible.

A veces creemos que con la pensión de la Seguridad Social nuestra familia ya tendrá bastante, aunque como la viudedad es un 52 % pero de lo que cotizamos y no de nuestros ingresos íntegros, y la orfandad solo el 20% y hasta los 21 años, pues lo cierto es que no vendría nada mal tener algo previsto de complemento.

Y si cuando financiamos una compra: la casa, un coche… nos piden que contratemos al mismo tiempo un seguro de vida que garantice la amortización de la deuda, aunque lo veamos más o menos necesario lo contratamos a regañadientes.

¿Has pensado en lo que ocurriría si tuvieses un contratiempo de salud? ¿Cómo solucionarlo?

Y no cuando tengas 80 o 90 años, sino ahora a los 30, 40 o 50 años: Un infarto, la necesidad de un trasplante de un órgano vital, cáncer, o alguna enfermedad grave similar.

Si esto ocurriese, y por desgracia, a alguien le puede ocurrir, para intentar resolverlo no es de extrañar que nos recomendasen un especialista muy determinado, o un tipo de intervención de alta tecnología y poco estandarizada, o un centro sanitario también muy concreto y no siempre en la ciudad donde residimos.

¿Qué haríamos?

Uf, pues no lo sé…, quizás pensaría en si los ahorros serían suficientes para afrontar los gastos que pudiese precisar, o tal vez pensaría en pedir un préstamo.

Cualquiera de las dos soluciones podría servir, pero:

  • Nos quedaríamos sin 20, 30 o 40.000 € de nuestro patrimonio, y veríamos minorado el esfuerzo de ahorro de mucho tiempo.
  • O tendríamos que hacer frente a una deuda de 300, 400 o 500 € mensuales durante 8 o 10 años hasta amortizar el préstamo.

Y alguien estará pensando que con un seguro de salud esto estaría resuelto. ¿Por qué no?

Es una buena idea, pero si no es un seguro con reembolso de gastos médicos, es muy probable que el médico, o el centro sanitario, o incluso el tratamiento no esté concertado por nuestra Aseguradora, con lo que no nos resolvería nuestras necesidades.

Y si tuviésemos el seguro de reembolso sí que podría ser válido, pero nunca nos reembolsarían el 100% sino solo el 80 o 90% y además únicamente los gastos médicos y no otro tipo de gastos: desplazamientos, alojamiento, manutención y acompañante, que todo esto podría ser imprescindible y sobre todo si tuviésemos que salir de nuestra ciudad de residencia o trasladarnos al extranjero.

Así que ¿Te parece que hablemos del seguro de vida? Aunque nunca nos pase nada, y no lleguemos a necesitarlo, ¿Sabes lo que nos puede proporcionar de tranquilidad?

Nos referimos al seguro de vida que incluye enfermedades graves, y … ¿en qué consiste?

Es un seguro de vida que en caso de que el Asegurado incurra en alguna enfermedad grave, de las que se delimiten en el contrato, se le adelanta bien el 50% o incluso el 100% del capital Asegurado para que lo utilice a su libre disposición y sin límite de tipo de gastos o por determinados conceptos.

Si hemos asegurado un capital suficiente, estaremos dando cobertura no solo a los posibles gastos médicos sino también a todo lo relacionado y derivado de la asistencia sanitaria, aunque no sean gastos médicos como tales.

Con esta solución estaremos consiguiendo:

  1. Proteger nuestro patrimonio si disponemos de un cierto capital, dado que no tendremos que recurrir a los ahorros.
  2. Si nuestro patrimonio no fuese suficiente y tuviésemos que recurrir a solicitar un préstamo, no depender de si el préstamo que solicitamos nos lo conceden o no, podrían exigirnos un seguro de vida vinculado y con nuestro estado de salud no poder formalizarlo, y dificultaría la concesión del préstamo si no tuviésemos suficientes garantías que aportar.

El seguro de vida nos da libertad de actuación, pero sobre todo la enorme tranquilidad de que, aunque nunca nos pase nada saber que estamos perfectamente protegidos.

Y además, esta protección con un capital de seguro razonable, seguro que cuesta mucho menos de lo que estás pensando.

Y para ponerlo en marcha, es muy sencillo, ¿hablamos? ¡Consúltanos!