Ser indiferentes ante ciertos riesgos no es buena decisión.

Cuando realizamos actividades deportivas, ya sean de forma amateur o profesional, con independencia de cuál sea en concreto el objeto de la actividad o competición, podemos no tener siempre presente los posibles riesgos inherentes, minimizado así sus posibles consecuencias y lo que es peor no tener previsto la forma idónea de compensar los posibles daños personales o materiales que lleguen a producirse.

Además, no todos los deportes son iguales, ni por el esfuerzo que requiere a sus participantes, ni por las instalaciones donde se llevan a cabo, ni por los posibles efectos que pueden trasladarse a terceras personas por las consecuencias de la práctica deportiva que se trate. Valorar cada riesgo de una forma específica es imprescindible para proteger con el seguro adecuado las diferentes necesidades de protección que pueden surgir.

Y… ¿Cuáles son los principales riesgos a que nos enfrentamos? Sin duda los tres grandes bloques a proteger serían: la responsabilidad civil por los posibles daños a terceros, la salud por lo que afecte físicamente a las personas que participan en el deporte, y los daños materiales que se produzcan en las instalaciones donde se llevan  cabo los entrenamientos y competiciones.

El análisis, por otra parte, debemos llevarlo a cabo, tanto si somos individualmente participantes, como si somos organizadores (Club, Asociación, Federación, Colegio…), en todos los casos surge una necesidad diferente

CLUB, ASOCIACIÓN, FEDERACIÓN, COLEGIO…

Daños materiales. Una cosa es el mantenimiento y mejora de las instalaciones que se precisan para la práctica deportiva, y otra que un incendio, explosión, fenómenos meteorológicos u otras circunstancias imprevistas produzcan daños, que precisemos reparar con celeridad y sin perjuicio económico. La valoración correcta de las instalaciones y de los equipos y materiales es vital.

Salud. Cuando se promueve un deporte, el facilitar a las personas interesadas una protección suficiente, que tenga en cuenta posibles riesgos accidentales por la práctica de esa actividad, no solo ayuda a facilitar la incorporación de nuevas personas, sino que además ayudan a su desarrollo. Identificar las necesidades de un amateur o de un profesional, y las diferentes coberturas que pueden ser necesarias. Tanto en asistencia sanitaria en complemento a la Sanidad Pública, dado lo fundamental que puede ser actuar con rapidez en ciertos tratamientos o intervenciones, como cuando se llegue a producir una incapacidad física que pueda llegar a impedir la continuidad de la actividad.

Responsabilidad Civil. Si por el uso de las instalaciones o por la práctica deportiva se llega a producir algún daño a un tercero, sin duda surgirá la necesidad de reparar el daño, así como la defensa jurídica que llevará implícito. Y no solo por los hechos que directamente sea responsable el club, asociación… sino por lo que surja de sus miembros y subsidiariamente sean igualmente responsables.

DEPORTISTAS TANTO AMATEUR COMO PROFESIONAL

Al margen de lo que el club o la federación… otorguen de protección, surge la necesidad de valorar una protección personal, sobre todo desde el punto de vista de la salud pero también de los posibles daños a terceros. Las coberturas que por la federación o el club el deportista puede tener contemplado no siempre son suficientes, y es necesario saber con precisión cuales son estas coberturas y donde y como poder ampliarlas

Salud. La necesidad es de diferente índole:

  • Asistencia sanitaria. Que al menos derivado de un accidente por la práctica que se realiza, se obtenga un dinero que permita acudir al centro médico o especialista idóneos para una rápida recuperación.
  • Incapacidad parcial. Si derivado de la propia práctica que se realiza, o de cualquier otro hecho accidental surge una merma física, puede ser suficiente para impedir la continuidad de la actividad que se realizaba, y si somos amateur puede tener un impacto negativo mínimo, pero si somos profesionales puede perjudicarnos económicamente. Conseguir un seguro que nos indemnice con algún capital según las secuelas que puedan surgir es de gran valor para el deportista.
  • Incapacidad profesional o absoluta. El problema puede agravarse si en lugar de una secuela parcial, afecta no solo a nuestra condición de deportista sino que nos incapacita para otras actividades laborales, el perjuicio será muy superior y tenerlo previsto es absolutamente necesario.

Responsabilidad Civil.  No debemos confiarnos en que nuestro club o federación ya tenga su cobertura y nos incluya. En ocasiones podemos realizar ciertos entrenamientos o actividades por nuestra cuenta y surgir imprevistos en los que se llegue a causar un daño a un tercero, en su persona o en sus bienes, de esta forma tener previsto una cobertura específica para nosotros es algo también a valorar.

Como observamos en los deportes en general, surgen muchas necesidades de protección en diferentes ámbitos, y cuando en la práctica queremos formalizar el seguro no siempre encontramos la respuesta adecuada. En ocasiones se excluye al profesional, y cuando el riesgo inherente a la actividad que se realiza es mayor a lo que se considera normal, surgen problemas o limitaciones en la formalización del seguro.

Analizar los riesgos con especialistas, favorece siempre, pero además en este apartado del deporte con mayor motivo. En Semeco podemos dar también soluciones óptimas para cada tipo de necesidad.

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